Seguro que os habrá llamado la atención el nombre de este pan, pero es que realmente fue así como lo hicimos. No es que lo metiéramos en el fondo del armario de la cocina, sino que un día, a última hora nos dimos cuenta que no teníamos pan para desayunar, y al ir a coger la harina que normalmente empleábamos… pues eso, que solo nos quedaban 100 gramos.
Así que abrimos el armario donde tenemos guardadas las harina, y… sin mirar ninguna receta, cantidades propuestas, porcentajes, pesos… realizar una mezcla de harinas más o menos a lo loco con las que teníamos en el armario. Eso sí, empleando como base la receta que siempre hacemos en casa, y que tardeamos aproximadamente una hora. Y el resultado fue muy gratificante, aunque es necesario mejorar algunas cosas. Eso sí, lo hemos querido publicar para animaros a todos vosotros que no os animáis a hacer pan, para que veáis que es sencillo, y que sale bien.