Como algunos conocéis en casa somos amantes de la pintura, y la parte femenina de este tándem que os escribe, a la vez es pintora. Y recientemente en uno de nuestros paseos por este Madrid en el que nacimos, que amamos y de vez en cuando odiamos a partes iguales, hemos tenido la oportunidad de visitar la exposición de la gran pintora Amalia Avia (Santa Cruz d Zarza, 1930 - Madrid, 2011). La exposición "El Japón en Los Ángeles. Los archivos de Amalia Avia" del 23 de septiembre - al 15 de enero, comisionada magníficamente por Estrella de Diego, en la Sala Alcalá 31 de Madrid. Así que, como nuestro caminar es como el de muchas personas que paso a paso vamos localizando lugares, mirando siempre con esos ojos de niños que observan todo, hemos querido contaros cosas de los sentido al ver los cuadros de esta gran pintora, y los recuerdos que nos ha traído, pero también, su reivindicación por no cerrar lo auténtico, y convertir las ciudades como Madrid en algo sin diferencia con otras ciudades, perdiendo su esencia a través de sus negocios, de su vida, de sus puertas, de sus edificios, de sus gentes.
Si habitáis en Madrid, si sois madrileños desde hace tiempo (nacido o no en esta urbe), y ya tenéis unos años (como nosotros), seguro que reconoceréis algunas de esas fachadas, de esas puertas, de esos lugares y hasta este cruce de las calle Arturo Soria y López de Hoyos, que Amalia Avia representó en este gran cuadro pintado sobre tabla en 1968, cuando aún existía el Cine Ciudad Lineal, al que nosotros hemos ido en muchas ocasiones en nuestra juventud y por el que pasábamos en tranvía en esos años de niñez, junto con nuestros padres. Y seguro que os acordáis de esos "orinales", que es como se llamaba a los cascos blancos, como su traje e impermeables que llevaban los guardias de tráfico, que se jugaban la vida dirigiendo el tráfico en cruces de calles como estas, y que Amelia Avia también plasma en este cuadro en plena acción.