- Ser una persona o familia, lastrada con una cantidad económica de por vida. Y en tiempos de crisis pesa aún más esta lastra.
- Ser una persona o familia, que contribuye con sus impuestos, pero que no recibe ayudas para su medicina, que su alimentación exenta de gluten, ni descuento alguno en la declaración de la renta.
- Tener que pagar un 8% de IVA por sus harina y pan, cuando la harina y el pan de trigo solo está gravado con un 4% de IVA.
- Ser un enfermo crónico, que si no lleva estrictamente la dieta sin gluten, puede transformarse en otras enfermedades dañinas para su organismo.
- Ser un ciudadano, al que en época de “bonanza económica” no se le hecho ni caso por ninguno de los partidos gobernantes, y ahora en época de crisis…
- Está, claro que los celíacos sí que "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” (y continuamos haciéndolo), al tener que adquirir productos sin gluten con elevados precios, que nos ha supuesto tener que dejar de hacer otras cosas y permitirnos otra posibilidad de vida.
- Un enfermo celíaco, nunca ha tenido posibilidad de copago farmacéutico, ya que en este país, nuestros medicamentos (nuestros alimentos) no tienen ningún descuento ni ayuda por parte de la Administración (Salvo en alguna comunidad autónoma)
- Menos mal, que algunas empresas, y establecimientos (por los motivos que sean), cada día se preocupan más por etiquetar sin gluten, y facilitarnos el poder alimentarnos con variedad.