Ayer, quedamos para disfrutar juntos, pero en lugar de quedar en Madrid, y a cenar, lo que hubiera sido como dice Mari Chucki: "una cena de traje". Quedamos para disfrutar de “una tarde de pueblo”. Sí, quedamos en un estupendo pueblo de la Comunidad de Madrid, un pueblo blanco, situado en una ladera, con una fuente en cascada junto a su bella iglesia, un pueblo que aún conserva, lo que para muchas mujeres ha sido el lugar para olvida, ya que en el destrozaron sus lumbares arrodilladas, frotando su ropa sobre la tabla, pero a la vez, un lugar para recordar, ya que era un punto de reunión, un punto de intercambio de opiniones, y al fin y al cabo un lugar de encuentro… El lavadero.
Y desde que la celiaquía facilitó nuestra amistad, nos hemos visto varias veces, y ayer pasamos una estupenda tarde, a la que asistimos seis adultos y cuatro niños, encontrándose entre nosotros una celiaca adulta y tres niñas celíacas.