Desde siempre, nos gusta la naturaleza, la montaña, practicar senderismo, también algo de snorkel y la gastronomía. Pero, no es fácil el poder realizar todas estas actividades el mismo día y sin mover el coche, pero eso si lo pudimos hacer en este lugar, que en otros tiempos fue un lugar de naturaleza impresionante. Lamentablemente, la avaricia y el egoísmo urbanístico, la permisibilidad de los políticos ha facilitado que desaparezca la belleza que tuvo en su momento al no dejar de construir urbanizaciones por la montaña y al borde de los acantilados y montaña. Aún así, es un lugar que merece la pena ser visitado y disfrutado tanto por el cañón, como por sus aguas transparentes de Mediterráneo, y hasta por el chiringuito donde comer.
El Cañón del Mascarat, Barranco Salado o de L'estret, se encuentra entre los términos alicantinos de Altea y Calpe, que separa la Sierra de Bérnia del Morro de Toix. En toda la provincia de Alicante, existen multitud de cañones y ramblas, por los que normalmente no corre nada de agua, pero que al estar conectando la montaña con la costa, en muchas ocasiones estas ramblas recogen el agua de la lluvia y discurren como torrenteras hasta la costa inundando y arrastrando todo lo que se pone en su camino. Y este cañón, es uno de ellos, que recoge las aguas de la Sierra Bernía y Sierra de Oltà, desembocando en la Cala o Playa de Mascarat, siendo la zona donde se aparcan los coches. y desde donde comenzamos la corta y bonita ruta senderista por este cañón que, además separa las zonas de Marina Baja y la Marina Alta, y que fue un paso muy complicado hasta la construcción del primer puente salvando este cortado rocoso.Y hablando de Sierra Bérnia, nos acordamos de la estupenda ruta senderista y llena de historia del: Caminar por la ruta circular de Sierra de Bérnia, atravesando el Forat y visitando las ruinas del Fuerte de Bèrnia. Una ruta de montaña, junto al Mar Mediterráneo.
Nosotros aparcamos el coche, dejamos a nuestros acompañantes haciendo snorkel en la playa y nos pusimos a caminar para realizar esta ruta del Cañón del Mascarat, que es muy corta, y este es cartel indicativo justo en la desembocadura en la playa: "Sender geológic - Estret del Mascarat"
La ruta discurre por la rambla o caudal seco del torrente, caminando en un principio sobre cantos rodados sueltos, y piedras de distinto tamaño, pero pronto, a la izquierda aparece un poste indicativo que nos introduce en una zona boscosa, entre pinos y azaleas, por un camino más cómodo y terrizo.
Paso a paso entre esta vegetación, llegamos a un puente que salva el paso de la calle Freu. Cruzamos esta calle y retomamos el camino por la orilla derecha del barranco, ya sin arbolado y rápidamente, nos encontramos con esta vista del barranco y el primer puente que se construyo a finales del siglo XIX.
A partir de esa zona, el camino serpentea y hay que pasar algunas zonas con rocas más grandes, por lo que es necesario llevar un buen calzado de montaña, que se adhiera bien a esa superficie, y poder llegar para observar la construcción de este puente que supuso un cambio radical en el transporte por diligencia en la zona conectando Alicante con Valencia, ya que hasta su construcción, las diligencias tenían que ascender y descender por el Collado de Calpe (hoy lleno de construcciones). El puente, conectaba dos puentes perforados en ambas zonas del Cañón del Mascarat en 1885.
Pero, tras su inauguración en
1985, y haciendo honor a como funcionan estos cañones, en
1986, un fuerte riada lo destruyo, y no fue hasta tres años después, en
1989 cuando volvió a ser operativo, hasta que dejo de emplearse con el nuevo y ampliado trazado de la
carretera N-332 en
1968, que es el segundo puente que vemos en la siguiente fotografía, y tras de el, el puente de la línea ferroviaria.
Y antes de continuar caminando bajo estos puentes, contaros que en el primer puente, en el
año 1984, se realizo el
primer salto de "puenting" en España. La idea fue de dos suizos llamados
Erika y
Pelbrosse, que se lo comentaron a los españoles
Chema Ramirez y
Nacho Sánchez. Y el primero que saltó fue Chema, luego Nacho, y por último
Erika que ya tenía 75 años. Si os interesa conocer más leeros el artículo de
Pascual García: Los orígenes del puenting en España: el Mascarat
El cañón bajo los puentes se va estrechando, y nuestro caminar zigzaguea entre las paredes y las grandes rocas y llama la atención un gran roca encajada entre las paredes, y donde la luz casi no penetra para iluminar la higuera que existen en el camino.
Llegamos al final del cañón cuando no hemos llegado a caminar 1 km, y a no ser que seamos buenos atletas de escalada libre, no podremos seguir, ya que una pared de gran altura cierra el paso. Pared, por la que cuando baje el agua, existirá una cascada y su agua, la responsable del pulido de la pared.
Retrocedemos sobre nuestros pasos, volviendo a admirar el camino (aunque hay alguna tubería y postes tirados desde los puentes), y mirando hacia arriba para ver la gran roca encajada, dos de los puentes y el contraste de luz y oscuridad.
Como podéis ver en el siguiente mapa de la ruta, el cañón en la actualidad es una franja verde entre las urbanizaciones existentes en ambos laterales y a orillas del mar.
Retrocedemos sabiendo que terminaremos en la
Playa o Cala del Mascarat, formada por cantos rodados, pero con un acceso no muy complicado si llevamos escarpines y sabemos caminar sobre este tipo de cantos. Y en la siguiente fotografía, podéis ver el espigón del puerto deportivo, y al fondo la
Serra Gelada, donde se encuentra el
Faro del Albir (Alfaz del Pi).
Así que nos dimos un buen baño, disfrutando de practicar
snorkel entre las rocas de la
Punta del Mascarat, y la verdad, es que encontramos menos vida submarina de la esperada y deseada, pero aún así, mereció la pena nadar sobre las praderas de posidonia, ver algún banco de peces, e introducirnos entre las rocas buscando el poder ver alguna planaria, pepino de mar o algún nudibranquio... Salimos y nos dirigimos al
Chiringuito Mascarat - Altea
Así que no nos tuvimos que mover nada más que para dejar las cosas bajo la sombrilla y tumbonas, y subir las escaleras para acceder al Chiringuito Mascarat, donde habíamos reservado el almuerzo, ya que habíamos hablado con ellos sobre las opciones sin gluten para una persona celiaca. Al reservar muy ajustados, no tuvimos la oportunidad de sentarnos en las mesas junto a la barandilla y con estas vistas, pero desde donde nos situaron en la mesa 10, también se estaba bien, y además corría una buena brisa.
Desde el primer momento, las personas que nos atendieron además de mostrarnos su profesionalidad, cercanía, simpatía y conocimiento sobre la problemática celiaca, nos indicaron los platos que podíamos comer, así que nos decidimos por: 1 Ensalada de aguacate, 2 de huevos rotos con jamón, 3 arroz del Señoret, 1 flan, 3 helados, 1 cerveza sin gluten, 2 cervezas sin alcohol, 1 coca cola, 1 agua grande, 1 café, por unos 29 €/comensal. No pedimos pan para evitar contaminación en la mesa, y no tienen pan sin gluten. Y los cuatro comensales, salimos muy satisfechos de lo que degustamos.
Tras la comida, unos se fueron a descansar en las hamacas, la más buceadora al agua a continuar disfrutando del snorkel, y uno de nosotros, y aunque hacía bastante calor, a caminar un poco para llegar al extremo de la
Punta del Mascarat, comprobando que el camino, casi está cortado por el muro de la piscina de una urbanización construida en la base de la mencionada punta, y que podéis ver a la derecha de la siguiente fotografía tras los pinos del acantilado. Pero, la visa de la
Cala o Playa del Mascarat desde la
Punta de Mascarat es realmente bonita, aunque le sobren bastantes edificios.
Una vez llegado a la punta, junto al pino mediterráneo que aguanta el viento a esa altura, donde asomarse al acantilado impresiona por su altura desde una base caliza ver golpear el agua del Mediterráneo en sus paredes, y en una roca separada de la punta. Pero ante todo, observar el horizonte, y los colores azules del mar y el cielo, así como el contraste con el verde.
Tras observar este punto, se retiro a la zona norte, para sentarse en la roca caliza en una pequeña sobra al borde del acantilado norte, para hidratarse y observar con tranquilidad todo lo que desde ese punto se puede ver, como el Morro de Toix.
Mirando hacia el sur, esta es la vista panorámica donde se puede apreciar toda la costa de
Altea, desde la
Punta del Mascarat, hasta la
Punta Bombarda o Albir
En este camino a la Punta del Mascarat, se realiza por pequeños senderos de tierra, piedra suelta y piedra caliza algo pulida, que en algunos momentos discurre muy próximo al precipicio, por lo que no lo aconsejamos para personas que no lleven buen calzado que agarre bien, como para acceder al Peñón de Ifach una vez atravesado el túnel, ni tampoco desde nuestra experiencia en senderismo y montaña, no es apto para niños, y nunca con zapatillas de playa.
De vuelta a la playa, tras este paseo por la Punta del Mascarat, aún apetecía más darse un buen baño en las aguas del Mediterráneo, así que fue lo que hicimos todos, y practicamos snorkel.
CAMINOTAS
Seguramente, para una persona que no tenga ninguna alergia, intolerancia alimentaria o padezca una enfermedad autoinmune como la celiaquía, no valorará como nosotros el poder disfrutar de un estupendo almuerzo junto a la cala en la que anteriormente practicamos snorkel, y volvimos al agua tras disfrutar de la gastronomía sin gluten elaborada en el chiringuito.
Esperamos que para otra ocasión, dispongan de pan sin gluten y algún postre, ya será una verdadera maravilla para los celiacos.
Podréis siempre encontrar los restaurantes que hemos visitado en nuestra:
Guía de Restaurantes, Bares, Cafeterías, Pastelerías, Panaderías, Tiendas, Hoteles… Aptos para celíacos #singluten Donde ya hay 330 establecimientos en los que hemos estado o nos han recomendado. De los primeros, puede que como en el caso de algunos de los visitados en este viaje, encontréis una entrada o post en el blog, contando nuestra experiencia, y de otros aún no hemos tenido tiempo de escribirlos como alguno de esta escapada. Y de los "pendientes de visitar", pues eso, ya iremos en alguna ocasión, ya que, agradecemos su preocupación por el clientes celiacos. Eso si, siempre teniendo en cuenta que nosotros solo compartimos nuestra experiencia, no certificamos ningún restaurante, no somos una asociación, críticos gastronómicos, y lo que si hacemos es dar nuestra
#propinadigital a los restaurantes donde podemos disfrutar de la gastronomía sin gluten.
Nos apuntamos al menos dos propuestas: visitar el cañón de Mascarat y probar ese arroz al señoret que tiene una pinta... A ver si conseguimos cumplirlo antes de 2023. Un abrazo pareja. Irene y Edu. Nómadas Ocasionales.
ResponderEliminarEl recorrido del cañón es corto, pero, de verdad sorprende y más pensando que se trata del trazado del agua por ese barranco.
EliminarLa Cala está muy bien también para practicar snorkel y luego comer en ese chiringuito.
Esperamos podáis disfrutar de este lugar.
Abrazos pareja, de Ana y Víctor