Desde hace muchos años, hemos realizado distintas visitas y senderos por la zona del Valle del Lozoya, ya que es una zona del Parque Natural de la Sierra de Guadarrama que siempre nos ha gustado, pero nunca habíamos caminado unos cuantos kilómetros por el denominado: Camino Natural del Valle del Lozoya, que fue inaugurado en la primavera de 2010, tras el reacondicionamiento del mismo por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marítimo (MARM), la Mancomunidad del Valle del Lozoya y la Dirección del Parque Natural del Valle del Lozoya, con el fin de se pueda usar con una anchura media de dos a tres metros, para hacer senderismo, ciclismo, equitación. Teniendo un trazado de unos 31 km desde El Puente del Perdón a la población de El Cuadrón.
Pero este valle, este camino, esta zona, es mucho más que caminar, es un lugar lleno de historia, y en aunque en esta ocasión la idea para celebrar la Fiesta de San Isidro en la ciudad de Madrid, junto a un estupendo grupo de compañeras y compañeros era realizar senderismo, algo que es un lujo, una manera de sociabilizar y disfrutar con este grupo, con el que es un lujo caminar. En esta ocasión, nos desplazamos para realizar el tramo que discurre desde el Monasterio de Santa María de el Paular - Puente del Perdón hasta la población de Pinilla del Valle, caminando unos 9 km. Realizando la vuelta por el mismo camino, salvo el tramo final desde Rascafría hasta El Paular, con lo que la longitud total caminada de unos 18 km.
Este camino se realiza sin dificultad, ya que en el tramo que realizamos no existe ningún repecho, y discurre por zonas de alameda, prados ganaderos, y pasando por las poblaciones de Rascafría, Oteruelo del Valle, Alameda del Valle y en nuestro caso terminando en Pinilla del Valle, a orillas del Embalse de Pinilla. Y aunque en esta ocasión no entramos a visitar el monasterio, desde allí dimos nuestros primeros pasos.
Pero como el caminar también es apreciar la naturaleza, la historia, y mucho más, hemos aprovechado esta ruta para escribir sobre este valle tan especial e importante. Y en palabras de Domingo Priego Vega: "El Valle de Lozoya, junto con el de Valsaín y el del Río Moros, es uno de los valles emblemáticos del Guadarrama". Así que comenzamos con un poco de historia del:
EL VALLE DEL LOZOYA:
A muchas personas, sin haber visitado nunca este valle, les suena sobre todo por sus estupendas aguas del río Lozoya, que suministra ese preciado y valioso líquido a las viviendas de la gran ciudad de Madrid.
Dada que la ocupación musulmana de la zona se prolonga desde mediados del siglo VIII hasta finales del XI, y es reconquistada por Alfonso VI hacia 1083. Pero, durante esos más de cuatro siglos, esta sierra es fronteriza (los historiadores la denominan Marca Media), una tierra de nadie entre el norte y el sur de la Meseta, vigilada por lo árabes y los cristianos, y realizando escaramuzas entre cristianos y musulmanes. Esta zona debía encontrarse entonces muy despoblada debido al ser asolada por los combatientes de ambos bandos.
Pero este valle es mucho más, y en la Edad Media, una vez que la Reconquista traspasara la barrera del Guadarrama hacia el año 1085. fue adjudicado a los Quiñoneros segovianos, que según el historiador Carlos de Lecea y García: "Dos caudillos segovianos crearon una milicia de cien caballeros, los quiñones, para defender Segovia de las incursiones de los musulmanes que se encontraban refugiados en el Valle del Lozoya"
En 1302, en las Ordenanzas del Concejo de Segovia ser regulaba el asentamiento en tierras del Lozoya, y quedo integrada la comarca en la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, que eran las organizaciones territoriales que conformaban en aquel tiempo Castilla. Tenían leyes propias y jueces elegidos por los pueblos, y todos los habitantes gozaban de los mismos derechos, siendo el lema: "Nadie es más que nadie". Las tierras del valle del Lozoya que pertenecieron a los Quiñones, hasta que, en 1442, fueron vendidas a la la mencionada Comunidad de Villa y Tierra de Segovia.
En el siglo XIV, en el famoso Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita, en una de sus aventuras nos describe a la serrana: "la Chata de Malangosto”. Este puerto es una de las salidas del Valle del Lozoya, que comunicaba con las tierras segovianas. y que se abandonaría al construirse en la segunda mitad del siblo XVIII la Granja, por lo que el paso se realizaba a través del puerto del Reventón.
Tras distintos acontecimientos, en 1675, en virtud de un Real Despacho, fue cedido al monasterio de El Paular una extensa propiedad de pinar y monte del valle, en detrimento de Comunidad de Villa y Tierra de Segovia ¿Podríamos decir que estas fueron las primeras inmatriculaciones de la iglesia?
Pero, en 1835, con la Ley de Desamortización de Mendizabal, el monasterio perdió estas propiedades que fueron vendidas a particulares.
Esta zona, que estaba ligada por muchos motivos a Segovia, al realizarse la Reforma Administrativa de 1833, paso a pertenecer a Madrid.
Pero como el caminar también es apreciar la naturaleza, la historia, y mucho más, hemos aprovechado esta ruta para escribir sobre este valle tan especial e importante. Y en palabras de Domingo Priego Vega: "El Valle de Lozoya, junto con el de Valsaín y el del Río Moros, es uno de los valles emblemáticos del Guadarrama". Así que comenzamos con un poco de historia del:
EL VALLE DEL LOZOYA:
A muchas personas, sin haber visitado nunca este valle, les suena sobre todo por sus estupendas aguas del río Lozoya, que suministra ese preciado y valioso líquido a las viviendas de la gran ciudad de Madrid.
Dada que la ocupación musulmana de la zona se prolonga desde mediados del siglo VIII hasta finales del XI, y es reconquistada por Alfonso VI hacia 1083. Pero, durante esos más de cuatro siglos, esta sierra es fronteriza (los historiadores la denominan Marca Media), una tierra de nadie entre el norte y el sur de la Meseta, vigilada por lo árabes y los cristianos, y realizando escaramuzas entre cristianos y musulmanes. Esta zona debía encontrarse entonces muy despoblada debido al ser asolada por los combatientes de ambos bandos.
Pero este valle es mucho más, y en la Edad Media, una vez que la Reconquista traspasara la barrera del Guadarrama hacia el año 1085. fue adjudicado a los Quiñoneros segovianos, que según el historiador Carlos de Lecea y García: "Dos caudillos segovianos crearon una milicia de cien caballeros, los quiñones, para defender Segovia de las incursiones de los musulmanes que se encontraban refugiados en el Valle del Lozoya"
En 1302, en las Ordenanzas del Concejo de Segovia ser regulaba el asentamiento en tierras del Lozoya, y quedo integrada la comarca en la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, que eran las organizaciones territoriales que conformaban en aquel tiempo Castilla. Tenían leyes propias y jueces elegidos por los pueblos, y todos los habitantes gozaban de los mismos derechos, siendo el lema: "Nadie es más que nadie". Las tierras del valle del Lozoya que pertenecieron a los Quiñones, hasta que, en 1442, fueron vendidas a la la mencionada Comunidad de Villa y Tierra de Segovia.
En el siglo XIV, en el famoso Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita, en una de sus aventuras nos describe a la serrana: "la Chata de Malangosto”. Este puerto es una de las salidas del Valle del Lozoya, que comunicaba con las tierras segovianas. y que se abandonaría al construirse en la segunda mitad del siblo XVIII la Granja, por lo que el paso se realizaba a través del puerto del Reventón.
Tras distintos acontecimientos, en 1675, en virtud de un Real Despacho, fue cedido al monasterio de El Paular una extensa propiedad de pinar y monte del valle, en detrimento de Comunidad de Villa y Tierra de Segovia ¿Podríamos decir que estas fueron las primeras inmatriculaciones de la iglesia?
Pero, en 1835, con la Ley de Desamortización de Mendizabal, el monasterio perdió estas propiedades que fueron vendidas a particulares.
Esta zona, que estaba ligada por muchos motivos a Segovia, al realizarse la Reforma Administrativa de 1833, paso a pertenecer a Madrid.
MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE EL PAULAR:
Estamos ante la primera cartuja de Castilla, en pleno Valle del Lozoya. Pero la construcción de este cenobio cartujo, se inició en 1390, dándose por concluidas en 1440. Y según los historiadores fue ordenado construir por Enrique III de Castilla, siendo habitado por los monjes cartujos que eran amigos de la oración, el silencio, la meditación, el huerto y la lectura. Imaginaros como tendría que ser este valle en el siglo XIV.
Estos monjes cartujos, contaban con el favor de los sucesivos reyes castellanos, alcanzando así un gran poder, que traspasaba los limites del valle.
Según cuentan los historiadores, en el viejo molino de papel que perteneció al Monasterio, del que no queda nada, se fabricaría el papel con el que se imprimió la primera edición a finales de 1604, del Quijote, titulado en la primera parte: "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha"
Los monjes cartujos habitaron el monasterio y las tierras asignadas, siendo su presencia muy importante para todo el valle. Y durante casi cuatro siglos y medio estuvieron los cartujos, hasta la Desamortización de Mendizabal en 1835 que supuso el abandono y la ruina,
Curiosamente, aún en su estado de abandono y destrurción, Alfonso XII, en el año 1876, declara al monasterio Monumento Nacional.
Pero no sería hasta casi cien años después de esta declaración, en el año 1954, cuando regresaron los frailes, pero ya no cartujos, sino benedictinos, y se fue restaurando todo, incluida la hospedería, pero como lujoso hotel, aunque lamentablemente lleva unos años cerrado.
Merece la pena visitar su interior teniendo como guía a uno de los mojes, ya que tiene muestras de distintas épocas: gótico, plateresco, renacentista y barroco. Siendo muy importante y con una magnifica restauración su retablo mayor, realizado en alabastro policromado, donde podemos apreciar los estilos gótico y renacentista.
Nosotros en esta ocasión, no íbamos con la idea de visitarlo, así que cruzamos la carretera por el paso de peatones existente junto a la cancela del antiguo hotel en dirección al Centro de Visitantes Valle de El Paular, y en la pared se puede apreciar este cartel informativo, que nos recuerda a aquellos existentes en las antiguas Casas de Peones Camineros que existían en las carreteras.
Como indica el camino, desde aquí parte un bonito camino pavimentado, junto a centenarios álamos y con vistas al rio Lozoya. Un paseo muy agradable en cualquier estación, y que pasa junto al:
ARBORETO GINER DE LO RIOS:
Un lugar de remanso inaugurado en julio de 2002. Cercado por los muros de piedra el río Lozoya, dedicado al fundador de la Institución Libre de Enseñanza, y al que además le debemos el descubrimiento de muchos lugares de la Sierra de Guadarrama.
Y es que Giner de los Ríos, junto con Manuel B. Cossio, realizó una excursión con los niños de la Institución Libre de Enseñanza en 1883. En esta excursión, recorrieron esta zona entre otras de las montañas del actual Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, enseñando a estos niños, la maravillosa naturaleza de esta zona, cuando aun no se había construido la carretera de Navacerrada a Cotos y Rascafría, que se realizó en 1915.
Este arboreto tiene un horario de visitas, y en esta ocasión tampoco teníamos previsto visitarlo, como hemos hecho varias veces. Y es que es un lugar donde apreciamos multitud de especie de arboles y arbustos. Un lugar en el de vez en cuando nos gusta perdernos.
Nosotros elegimos entrar en la conocida como finca de los Batanes, dejando a nuestra derecha el:
CENTRO DE VISITANTES VALLE DE EL PAULAR:
Lugar que os animamos a visitar, ya que las personas que en el trabajan os darán una estupenda información sobre la zona, podréis conocer mucho mejor caminos, lugares y os aconsejarán desde la experiencia, el conocimiento y el amor por este valle. Y en sin casi darnos cuenta, estamos en un lugar con una historia muy especial:
Estamos ante la primera cartuja de Castilla, en pleno Valle del Lozoya. Pero la construcción de este cenobio cartujo, se inició en 1390, dándose por concluidas en 1440. Y según los historiadores fue ordenado construir por Enrique III de Castilla, siendo habitado por los monjes cartujos que eran amigos de la oración, el silencio, la meditación, el huerto y la lectura. Imaginaros como tendría que ser este valle en el siglo XIV.
Estos monjes cartujos, contaban con el favor de los sucesivos reyes castellanos, alcanzando así un gran poder, que traspasaba los limites del valle.
Según cuentan los historiadores, en el viejo molino de papel que perteneció al Monasterio, del que no queda nada, se fabricaría el papel con el que se imprimió la primera edición a finales de 1604, del Quijote, titulado en la primera parte: "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha"
Los monjes cartujos habitaron el monasterio y las tierras asignadas, siendo su presencia muy importante para todo el valle. Y durante casi cuatro siglos y medio estuvieron los cartujos, hasta la Desamortización de Mendizabal en 1835 que supuso el abandono y la ruina,
Curiosamente, aún en su estado de abandono y destrurción, Alfonso XII, en el año 1876, declara al monasterio Monumento Nacional.
Pero no sería hasta casi cien años después de esta declaración, en el año 1954, cuando regresaron los frailes, pero ya no cartujos, sino benedictinos, y se fue restaurando todo, incluida la hospedería, pero como lujoso hotel, aunque lamentablemente lleva unos años cerrado.
Merece la pena visitar su interior teniendo como guía a uno de los mojes, ya que tiene muestras de distintas épocas: gótico, plateresco, renacentista y barroco. Siendo muy importante y con una magnifica restauración su retablo mayor, realizado en alabastro policromado, donde podemos apreciar los estilos gótico y renacentista.
Nosotros en esta ocasión, no íbamos con la idea de visitarlo, así que cruzamos la carretera por el paso de peatones existente junto a la cancela del antiguo hotel en dirección al Centro de Visitantes Valle de El Paular, y en la pared se puede apreciar este cartel informativo, que nos recuerda a aquellos existentes en las antiguas Casas de Peones Camineros que existían en las carreteras.
Como indica el camino, desde aquí parte un bonito camino pavimentado, junto a centenarios álamos y con vistas al rio Lozoya. Un paseo muy agradable en cualquier estación, y que pasa junto al:
ARBORETO GINER DE LO RIOS:
Un lugar de remanso inaugurado en julio de 2002. Cercado por los muros de piedra el río Lozoya, dedicado al fundador de la Institución Libre de Enseñanza, y al que además le debemos el descubrimiento de muchos lugares de la Sierra de Guadarrama.
Y es que Giner de los Ríos, junto con Manuel B. Cossio, realizó una excursión con los niños de la Institución Libre de Enseñanza en 1883. En esta excursión, recorrieron esta zona entre otras de las montañas del actual Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, enseñando a estos niños, la maravillosa naturaleza de esta zona, cuando aun no se había construido la carretera de Navacerrada a Cotos y Rascafría, que se realizó en 1915.
Este arboreto tiene un horario de visitas, y en esta ocasión tampoco teníamos previsto visitarlo, como hemos hecho varias veces. Y es que es un lugar donde apreciamos multitud de especie de arboles y arbustos. Un lugar en el de vez en cuando nos gusta perdernos.
Nosotros elegimos entrar en la conocida como finca de los Batanes, dejando a nuestra derecha el:
CENTRO DE VISITANTES VALLE DE EL PAULAR:
Lugar que os animamos a visitar, ya que las personas que en el trabajan os darán una estupenda información sobre la zona, podréis conocer mucho mejor caminos, lugares y os aconsejarán desde la experiencia, el conocimiento y el amor por este valle. Y en sin casi darnos cuenta, estamos en un lugar con una historia muy especial:
PUENTE DE EL PERDON:
Y nuestros pasos atraviesan este puente sobre el río Lozoya, que viene majestuoso y saltarín desde las cumbres de Peñalara.
Este puente se construyo en el 1302, aunque el existente en la actualidad en sillería de granito con sus tres arcos y dos descansaderos semicirculares, ser realizó a mediados del siglo XVIII. Parece que recibe su nombre, ya que era el camino que hacían los condenados a la horca, y antes de llegar a la llamada "casa de la horca" que se encuentra un poco más arriba, en dirección a las cascadas del Purgatorio, se les volvía a juzgar sobre este puente, donde se reunían las autoridades locales para administrar justicia sin necesidad de acudir a una autoridad superior, y los reos, siempre tenían la esperanza de recibir el perdón sobre el puente.
Nada más cruzar el puente, a nuestra izquierda, existe una cancela metálica, donde nos encontramos este poste del camino, indicando que podemos llegar caminando a Rascafría en 2 km, o hasta El Cuadrón 31 km.
.
Ante nosotros, se nos abre este precioso camino entre grades árboles a la orilla derecha del río Lozoya.
Y es esta estupenda compañía de amigos y amigas senderístas, con claveles rojos para celebrar la festividad de San Isidro, tomamos este bello camino.
Y pasito a pasito entramo en una estupenda pista entre árboles y praderas, que nos llevará hasta el:
Y nuestros pasos atraviesan este puente sobre el río Lozoya, que viene majestuoso y saltarín desde las cumbres de Peñalara.
Este puente se construyo en el 1302, aunque el existente en la actualidad en sillería de granito con sus tres arcos y dos descansaderos semicirculares, ser realizó a mediados del siglo XVIII. Parece que recibe su nombre, ya que era el camino que hacían los condenados a la horca, y antes de llegar a la llamada "casa de la horca" que se encuentra un poco más arriba, en dirección a las cascadas del Purgatorio, se les volvía a juzgar sobre este puente, donde se reunían las autoridades locales para administrar justicia sin necesidad de acudir a una autoridad superior, y los reos, siempre tenían la esperanza de recibir el perdón sobre el puente.
Nada más cruzar el puente, a nuestra izquierda, existe una cancela metálica, donde nos encontramos este poste del camino, indicando que podemos llegar caminando a Rascafría en 2 km, o hasta El Cuadrón 31 km.
.
Ante nosotros, se nos abre este precioso camino entre grades árboles a la orilla derecha del río Lozoya.
Y es esta estupenda compañía de amigos y amigas senderístas, con claveles rojos para celebrar la festividad de San Isidro, tomamos este bello camino.
Y pasito a pasito entramo en una estupenda pista entre árboles y praderas, que nos llevará hasta el:
En este recorrido, podemos apreciar encinas, fresnos, robles, helechos, cantueso, pinos, rosales silvestres, saucos, endrinos, majuelos...Y de golpe llegamos a este remanso de agua, con su embarcadero junto a una cabaña. Estamos en el epicentro del Bosque Finlandes, donde el agua llega por distintos cauces, y bajo pequeños puentes de piedra (fotografía de otra visita anterior).
En este lugar, lo que apetece es sentarse junto a la cabaña, y observar este paisaje tan especial.
Pero también, y si además de caminar, os gustan las mariposas, siempre podemos intentar fotografiar alguna.
En este lugar, lo que apetece es sentarse junto a la cabaña, y observar este paisaje tan especial.
Pero también, y si además de caminar, os gustan las mariposas, siempre podemos intentar fotografiar alguna.
Tras estos dos kilómetros por un sendero lleno de belleza y que sorprende siempre, llegamos a la población de:
RASCAFRIA:
Y al llegar, pasaremos por alguno de los puentes, el Arroyo Artiñuelo, que habiendo nacido en el Collado de la Flecha, atraviesa la población canalizado entre muros llenos de belleza y naturaleza.
Y atravesando varias calles de esta localidad, a donde hemos estado en otras ocasiones, y algunas para disfrutar de buena gastronomía sin gluten apta para celiacos, llegamos a la carretera que nos conduce al Puerto de la Morcuera, tomamos a la izquierda una pista asfaltada junto a un bar con amplia terraza, llegando al cementerio y esta pista, se transforma en una pista de tierra con vallado de piedras al estilo de la sierra.
En nuestro caminar, llegamos al arroyo de las Caseras, que atraviesa el trazado del camino sobre un enlosado de piedras de perdenal, teniendo a nuestra izquierda una puente de madera que podemos utilizar cuando el caudal sea más alto, o en cualquier momento.
Mientras caminamos y vamos charlando sobre la naturaleza, el paisaje, las flores, o mil temas más, llegamos a la población de:
RASCAFRIA:
Y al llegar, pasaremos por alguno de los puentes, el Arroyo Artiñuelo, que habiendo nacido en el Collado de la Flecha, atraviesa la población canalizado entre muros llenos de belleza y naturaleza.
Y atravesando varias calles de esta localidad, a donde hemos estado en otras ocasiones, y algunas para disfrutar de buena gastronomía sin gluten apta para celiacos, llegamos a la carretera que nos conduce al Puerto de la Morcuera, tomamos a la izquierda una pista asfaltada junto a un bar con amplia terraza, llegando al cementerio y esta pista, se transforma en una pista de tierra con vallado de piedras al estilo de la sierra.
En nuestro caminar, llegamos al arroyo de las Caseras, que atraviesa el trazado del camino sobre un enlosado de piedras de perdenal, teniendo a nuestra izquierda una puente de madera que podemos utilizar cuando el caudal sea más alto, o en cualquier momento.
Mientras caminamos y vamos charlando sobre la naturaleza, el paisaje, las flores, o mil temas más, llegamos a la población de:
OTERUELO DEL VALLE:
Y tras pasar la iglesia con alta espadaña, llegamos a este Potro de Herrar, muy bien conservado, y que según pudimos leer en el cartel cercano: "Se remonta a la Edad Media, y se ha venido utilizando hasta bien entrado el siglo XX. El potro era utilizado por los vecinos para inmovilizar a los animales, herras a las caballerías, y practicarle determinadas curas al ganado". Y junto a una fuente con agua fresca que apetecía mucho.
Hubiera sido estupendo el callejear tanto por Rascafría, como por Oteruelo, o por cualquiera de los pueblos, para ver sus construcciones de piedra con teja árabe, y muchas estupendamente restauradas. Así como las iglesias, plazas, y en esta población la Sala Luis Feito. Pero, el tema era caminar, y disfrutar del camino en grupo. Eso sí, nos llamó la atención este texto en la entrada de una de las casas, indicando lo que supone ser artesano.
Paso a paso, por este Camino Natural del Valle del Lozoya, nos vamos acercando a:
ALAMEDA DEL VALLE:
Casi sin darnos cuenta hemos recorrido 6 kilómetros, siempre teniendo mucho cuidado y dejando pasar a las personas que realizan este camino en bicicleta.Y pasamos esta población sin entrar casi en ella, eso sí, admirando el paisaje y esos prados de fresnos, como el que podemos ver en la fotografía anterior.
En este recorrido, además de ver a distintas aves volar sobre nuestras cabezas, y entre ellas muchas cigüeñas, también las encontramos caminando sobre los prados húmedos. Y en los laterales del camino infinidad de flores.
Y tras caminar 2,3 km desde Alameda del Valle, llegamos a un gran poste de caminos, donde confirmamos que ya hemos caminado 8,8 km desde el Monasterio del Paular.
Y aunque podríamos caminar mucho más, ya solo nos quedan 200 metros para llegar a:
Casi sin darnos cuenta hemos recorrido 6 kilómetros, siempre teniendo mucho cuidado y dejando pasar a las personas que realizan este camino en bicicleta.Y pasamos esta población sin entrar casi en ella, eso sí, admirando el paisaje y esos prados de fresnos, como el que podemos ver en la fotografía anterior.
En este recorrido, además de ver a distintas aves volar sobre nuestras cabezas, y entre ellas muchas cigüeñas, también las encontramos caminando sobre los prados húmedos. Y en los laterales del camino infinidad de flores.
Y tras caminar 2,3 km desde Alameda del Valle, llegamos a un gran poste de caminos, donde confirmamos que ya hemos caminado 8,8 km desde el Monasterio del Paular.
Y aunque podríamos caminar mucho más, ya solo nos quedan 200 metros para llegar a:
PINILLA DEL VALLE:
Tras esos 200 m llegamos a un impresionante refugio de madera, donde pudimos reunirnos todos y disfrutar de ese momento de celebración de la mitad del recorrido, y de degustar esos bocadillos o tarteras que cada componente de este grupo senderista llevábamos en nuestras mochilas, así como todo lo que compartimos. Y un tiempo de descanso para volver a realizar el camino, en esta ocasión en dirección contraria.
CAMINO DE VUELTA HACIA RASCAFRÍA:
Tras la comida, y la estupenda sobremesa en grupo, no fue fácil volver a retomar el camino, pero teníamos que desandar lo andado, y nos pusimos nuevamente a caminar con el mismo ambiente, o aún mejor que durante la ida. Y pasamos nuevamente junto a los mojones que indican el camino.
Al pasar nuevamente por Alameda del Valle, nos detuvimos ante el Monumento al Hombre del Campo, y surgieron preguntas muy lógicas respecto a este monumento, ya que si duro es el trabajo del hombre en el campo, también lo ha sido siempre y sigue siendo el trabajo poco o nada gratificante y valorado de la Mujer del Campo, a la que ahora denominan Mujeres Rurales ¿Para cuando un monumento en este valle a la Mujer del Campo?, y es que estas mujeres, además del campo, eran las que cuidaban de la casa, los hijos, los abuelos...
Admirando las flores del camino, mientras hablábamos con los amigos y amigas, llegamos a Rascafría. Y entre estas flores, la humilde y preciosa amapola.
Al llegar a Rascafría, nos detuvimos en la terraza de un bar junto al Arroyo Artiñuelo, y con lo bien que se estaba sentados refrescándose, decidieron no caminar los 2 km que quedaban hasta el Monasterio del Paular. Pero la mayoría de los componentes, decidimos caminar por el bonito camino pavimentado que discurre entre la orilla izquierda del río Lozoya, y la carretera. Un tramo donde pasean muchos de los habitantes de la población, así como los visitantes entre esos centenarios.
Este camino parte junto a tras un edificio que en la actualidad es un tienda de chocolate, donde tienen sin gluten, y al lado del antiguo cementerio, y la ermita de San Sebastián, desde donde caminaremos entre chopos centenarios, fresnos, y admirando la construcción del Resguardo de la Cañada, o como saltan las truchas en el río Lozoya.
En este último tramo hacia el Monasterio de Santa María del Paular, pasamos frente a la puerta de entrada de la:
SOCIEDAD BELGA DE LOS PINARES DEL PAULAR:
En 1676, según el Real Despacho, se cedieron al Monasterio de El Paular mediante pago de 8.000 ducados: "Uua de pinar y monte del dicho valle de Lozoya", terrenos que hasta el momento pertenecían a la Comunidad y Tierra de Segóvia, que tras unas negociaciones llegaron a un acuerdo de derechos de uso. Pero, esta propiedad también se vio afectada por la Desamortización de Mendizabal en 1835 pasando al Estado, que lo puso en venta y fue adjudicado al español Andrés Andreu, en 1837, que a su vez lo cedió,en 1840, a la Sociedad Belga de los Pinares del Paular, que aún continúa explotándolo. Estas serrerías, contaban con un gran edificio en la zona de Atocha de Madrid, entre las calles Alameda y Cenicero, que en 2007 se rehabilitaron, convirtiéndose a partir del 2013 en Media-Lab Prado del Ayuntamiento de Madrid.
Así, de esta forma realizamos esta magnifica y nada complicada ruta senderista de unos 18 km.
CAMINOTAS:
Este Camino Natural lo realizan también aficionados a la bicicleta, y por tanto el camino lo tenemos que compartir con respeto a todos los que lo utilizamos. Como, respeto tenemos siempre que tener con la naturaleza, y no dejar ningún residuo de nuestro paso por ella.
Os recomendamos, si queréis conocer más sobre la historia y muchas más cosas, leer estos dos libros. De ellos hemos extraído alguna de las informaciones que hemos compartido.
Este sendero, pasará a formar parte de nuestra Carta Turistica: Viajes, escapadas, senderismo, actividades, experiencias, naturaleza, lugares, rincones, ciudades, pueblos... Publicadas en el blog.
#Escribimoslovivido
Tras esos 200 m llegamos a un impresionante refugio de madera, donde pudimos reunirnos todos y disfrutar de ese momento de celebración de la mitad del recorrido, y de degustar esos bocadillos o tarteras que cada componente de este grupo senderista llevábamos en nuestras mochilas, así como todo lo que compartimos. Y un tiempo de descanso para volver a realizar el camino, en esta ocasión en dirección contraria.
CAMINO DE VUELTA HACIA RASCAFRÍA:
Tras la comida, y la estupenda sobremesa en grupo, no fue fácil volver a retomar el camino, pero teníamos que desandar lo andado, y nos pusimos nuevamente a caminar con el mismo ambiente, o aún mejor que durante la ida. Y pasamos nuevamente junto a los mojones que indican el camino.
Al pasar nuevamente por Alameda del Valle, nos detuvimos ante el Monumento al Hombre del Campo, y surgieron preguntas muy lógicas respecto a este monumento, ya que si duro es el trabajo del hombre en el campo, también lo ha sido siempre y sigue siendo el trabajo poco o nada gratificante y valorado de la Mujer del Campo, a la que ahora denominan Mujeres Rurales ¿Para cuando un monumento en este valle a la Mujer del Campo?, y es que estas mujeres, además del campo, eran las que cuidaban de la casa, los hijos, los abuelos...
Admirando las flores del camino, mientras hablábamos con los amigos y amigas, llegamos a Rascafría. Y entre estas flores, la humilde y preciosa amapola.
Al llegar a Rascafría, nos detuvimos en la terraza de un bar junto al Arroyo Artiñuelo, y con lo bien que se estaba sentados refrescándose, decidieron no caminar los 2 km que quedaban hasta el Monasterio del Paular. Pero la mayoría de los componentes, decidimos caminar por el bonito camino pavimentado que discurre entre la orilla izquierda del río Lozoya, y la carretera. Un tramo donde pasean muchos de los habitantes de la población, así como los visitantes entre esos centenarios.
Este camino parte junto a tras un edificio que en la actualidad es un tienda de chocolate, donde tienen sin gluten, y al lado del antiguo cementerio, y la ermita de San Sebastián, desde donde caminaremos entre chopos centenarios, fresnos, y admirando la construcción del Resguardo de la Cañada, o como saltan las truchas en el río Lozoya.
En este último tramo hacia el Monasterio de Santa María del Paular, pasamos frente a la puerta de entrada de la:
SOCIEDAD BELGA DE LOS PINARES DEL PAULAR:
En 1676, según el Real Despacho, se cedieron al Monasterio de El Paular mediante pago de 8.000 ducados: "Uua de pinar y monte del dicho valle de Lozoya", terrenos que hasta el momento pertenecían a la Comunidad y Tierra de Segóvia, que tras unas negociaciones llegaron a un acuerdo de derechos de uso. Pero, esta propiedad también se vio afectada por la Desamortización de Mendizabal en 1835 pasando al Estado, que lo puso en venta y fue adjudicado al español Andrés Andreu, en 1837, que a su vez lo cedió,en 1840, a la Sociedad Belga de los Pinares del Paular, que aún continúa explotándolo. Estas serrerías, contaban con un gran edificio en la zona de Atocha de Madrid, entre las calles Alameda y Cenicero, que en 2007 se rehabilitaron, convirtiéndose a partir del 2013 en Media-Lab Prado del Ayuntamiento de Madrid.
Así, de esta forma realizamos esta magnifica y nada complicada ruta senderista de unos 18 km.
CAMINOTAS:
Este Camino Natural lo realizan también aficionados a la bicicleta, y por tanto el camino lo tenemos que compartir con respeto a todos los que lo utilizamos. Como, respeto tenemos siempre que tener con la naturaleza, y no dejar ningún residuo de nuestro paso por ella.
Os recomendamos, si queréis conocer más sobre la historia y muchas más cosas, leer estos dos libros. De ellos hemos extraído alguna de las informaciones que hemos compartido.
Este sendero, pasará a formar parte de nuestra Carta Turistica: Viajes, escapadas, senderismo, actividades, experiencias, naturaleza, lugares, rincones, ciudades, pueblos... Publicadas en el blog.
#Escribimoslovivido
Muchas gracias a vosotros por venir, compartir nuestro camino y plasmar en forma de maravillosa una crónica de este día tan agradable.
ResponderEliminarTodas las ocasiones en que hemos caminado junto a vosotros han sido extraordinarias.
EliminarY nos alegramos que os guste la crónica.
Deseando volver a caminar juntos
Besotes y abrazos