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lunes, 21 de mayo de 2018

Caminar Sin Gluten en Patones de Arriba. Un pueblo que resurgió de su abandono, y con leyenda del Rey de Patones, en la Cuenca del Jarama (Madrid).

Conocemos este pueblo desde que estaba abandonado, ya que a unos de nuestros padres, les gustaba mucho salir de la ciudad de Madrid con su Renault gordini, y recorrer 60 km para ir a pasear por las orillas del río Jarama en tierras de Patones (Madrid) de la Villa de Uceda (Guadalajara). Donde además de unos buenos baños, pescábamos cangrejos de río autóctonos. Y en esos recuerdos de niñez, también está, el subir a caminar entre esas casas abandonada y en ruina, de la población de Patones de Arriba (Madrid), así como por las orillas del río Lozoya.

CAMINAR SIN GLUTEN PATONES DE ARRIBA

Años después, visitábamos muy asiduamente la librería Tierra de Fuego, donde charlábamos con Miguel Ángel, y en esta librería en 1987 tuvimos en nuestras manos, el libro escrito por Matías Fernández García: El Rey de los Patones. Historia o Leyenda. Y continuamos visitado esta población en distintas ocasiones, pero últimamente, dado que durante los fines de semana es imposible acceder, dejamos de hacerlo. Hace unos días, tuvimos la oportunidad de visitarlo un jueves, quisimos volver a caminar con tranquilidad por las calles de esta población que surgió de su abandono, y con una leyenda del Rey de los Patones, que hay quien dice que fue real, y hay quien defiende que es solo una leyenda, que además ha venido bien a los hosteleros de la población, como marketing. 



CALLE DE PATONES DE ARRIBA MADRID

Para llegar a Patones de Arriba, hay que desviarse desde Patones de Abajo, subiendo por una carretera estrecha y con buenas curvas, hasta pasar por debajo de los arcos del acueducto o sifón del Canal de Isabel II. 

ACUEDUCTO O SIFON DEL CANAL DE ISABEL II EN PATONES

De Patones, no se tiene conocimiento alguno hasta finales del siglo XVI, y se cuenta que fue fundada por unos habitantes ganaderos de la población de Uceda, cuyo apellido era Patón, en particular los hermanos: Asenjo, Pero y Juan, que en 1527 eran vecinos de la Villa de Uceda y que posiblemente estaban cansados de bajar las colinas de Uceda hacia la vega del río Jarama, para cruzarlo y acercarse a la zona de pasto de sus ovejas y cabras. Y decidieron establecerse junto a su ganado, atravesando la estrecha garganta que clasificaron geográficamente con su nombre: al barrio de Uceda, lugar o alquería de Patones


En 1752, en el Catastro de Ensenada, figura que los patones poseían más de 3.000 cabezas entre ovejas y cabras. Y también colmenas de abejas para conseguir miel. Teniendo en ese momento 61 casas de pizarra ferrosa. Y dejó de pertenecer a la Villa de Uceda en 1769, cuando durante el reinado de Carlos III, consiguió la independencia.

CERAMICA DEL REY DE LOS PATONES Y LOS FRANCES

También, existen teorías, que dicen que esta huida de la Villa de Uceda, fue motivada por el empuje de la conquista islámica. Y que distintas familias huyeron a este enclave en las montañas, donde vivieron durante siglos con una vida dura de subsistencia gracias a su ganado, la caza y la pequeña agricultura. 

RINCON DE PATONES DE ARRIBA

Entre tanto, parece que el primer “Rey de los Patones” se llamaba Pedro González y murió en 1693, y así, fue pasando entre la familia esta especie alcalde, hasta que el último rey de los Patones llamado Juan Prieto, aparece documentado en 1737. Y que este “Rey de los Patones” era una persona mayor, respetada. Era un pastor más, que ejercía de persona respetada y que imponía la justicia.

CALLE CON PAVIMENTO DE PIZARRA PATONES DE ARRIBA

Pero aunque estos habitantes, también eran agricultores, y tenían sus huertas en la vega del Jarama, bajando y subiendo los tres kilómetros que separan las orillas del río de su población. A mediados del siglo XX los habitantes de Patones, decidieron abandonar sus casas de piedra y pizarra, enclavadas en una ladera empinada que ya poseía carretera de acceso, con calles empedradas de pizarra, y bajara a la planicie, a la vega, junto al río jarama, naciendo así Patones de Abajo. Y entonces denominando al pueblo semi abandonado: “Patones de Arrriba”.

PATONES DE ABAJO Y LA VEGA DEL JARAMA

Sea cierta o no esta leyenda, así como que gracias a su enclave escondido ninguna guerra les afecto, y entre ellas la llegada de los franceses, Patones de Arriba es un enclave digno de conocer, y donde a partir de los años 70 del pasado siglo XX, algunos jóvenes y luego empresarios volvieron a ocupar y comprar casas, para hacer renacer este enclave instalado establecimientos de hostelería, que es de lo que hoy vive el pueblo. 

BELLEZA VEGETAL EN PATONES DE ARRIBA

En particular en 1970 Manolo y Mari, tras viajar por todo el mundo con el mundo de la danza, deciden retirarse a Patones de Arriba, y abrir el restaurante “El Rey de lo Patones”. Es más, en palabras de la misma Mari, su marido tuvo que volver a dar de alta este pueblo en el catastro, ya que aparecía como un pueblo en ruinas. Y tanto es así, que en la revisión catastral de 1987, la gran mayoría de las fincas estaban exentas de pago, al encontrarse en ruinas. 

TERRAZA RESTAURANTE EL REY DE LOS PATONES


En el libro de Roberto Fernandez Peña: “Excursiones inéditas desde Madrid” publicado en 1980, se puede leer: “…su tipismo actual, desaparecidos ya, al cesar su aislamiento, los antiguos usos y costumbres de sus habitantes, y aún casi éstos, reside en la especial configuración de sus pinas callejuelas, de estratos de pizarra escalonada, por donde discurren raudas la aguas invernales, y de sus rústicas construcciones, en una de las cuales, y desde 1970, funciona un tipio figón denominado: Hostal Rey de los Patones, que regenta un antiguo bailarín…” 

CASAS RESTAURADAS DE PATONES DE ARRIBA

Gracias a este nuevos colonos, y a los comensales que acudían a este pueblo perdido a disfrutar del hoy conocido restaurante “Rey de los Patones”, resurgió este pueblo casi fantasma.

EDIFICIOS EN PATONES DE ARRIBA

Años después, llegó a este pueblo una persona que hizo que cambiará sustantivamente (con defensores y detractores) fue el ciudadano francés y anticuario: Fançois-Henry Forunier, quien llegó alrededor de 1979 a Patones de Arriba, abriendo una tienda de antigüedades y quedándose a vivir en el pueblo. Desde entonces, fue comprando casas a los lugareños a bajo precio, en un pueblo que se llegó a poner a la venta por cinco millones de pesetas.  (Fuente: Artículo: “Un francés, nuevo Rey de patones” de Javier Barrido – El País 15 de mayo de 1990)

Uniendo estas casas, rehabilitándolas, y el 15 de abril de 1993 inauguró un “hotel con encanto” llamado: “El Tiempo Perdido” y recordamos haber leído, que en la entrada de este establecimiento, estuvieron instalados los candelabros que en su día se encontraban en las puertas del famoso restaurante Maxim’s de París, y que habría encontrado en una chatarrería.

DETALLE DE CARDO EN PATONES DE ARRIBA

Y con el trabajo de estos nuevos moradores, restauradores, hosteleros, nuevos vecinos… El jueves 18 de marzo de 1999, cuando contaba con 30 vecinos censados, el Gobierno de la Comunidad de Madrid, concedió a Patones de Arriba, la máxima protección monumental y lo declaró “Bien de interés cultural”. Y como hemos podido leer en el artículo, publicado en El País: Un monumental pueblo perdido

PATONES DE ARRIBA BIEN DE INTERES CULTURAL


Al escribir este post o artículo (llámalo como quieras), hemos encontrado otro reportaje de Juan Diego Quesada, publicado el 16 de diciembre 2010 por El País: Sangre azul oculta en una ladera, que vuelve a hablar de: François-Henry Fournier y de su pareja Paco Bello, con el que abrió varios negocios y “descrubrió el encanto turístico que tenía el pueblo”. Algo por lo que tuvo mucho detractores, que no vieron este encanto, sino un pueblo abandonado y en ruinas. En este artículo, también leemos la historia del vecino de Patones de Arriba: Crisianto Araujo, que en la Guerra Civil, se vino andando desde Aguilas (Murcia), hasta llegar a su pueblo, y que al redactor se lo contó a la edad de 91 años.

Como os hemos comentado, hacía tiempo que no subíamos a este pueblo perdido, y lo hemos encontrado, como siempre muy bello. Hemos disfrutado paseando por sus calles en un precioso día de primavera, con vegetación exuberante, y tranquilidad absoluta.

VISITA A PATONES DE ARRIBA DE CAMINAR SIN GLUTEN

Nos hemos sentado junto al antiguo Lavadero, y entre el sonido de la Fuente Nueva (1908) y el arroyo, así como el trinar de los pájaros, ha sido un momento de relax impresionante. Pero, por otra parte, nos ha llamado la atención que existen varias casas en venta, cuando antes, es esta población había mucha más demanda que venta. Y por otra parte, están construyendo una nueva vivienda, y aún quedan muchas en ruina.

LAVADERO Y FUENTE NUEVA PATONES DE ARRIBA

Llegamos temprano, y en principio no pensábamos disfrutar de la gastronomía en uno de sus restaurantes, ya que queríamos aprovechar el día visitando otro lugar, pero además, lamentablemente el único restaurante con carta sin gluten que conocemos, solo abre de viernes a domingo. 

PRIMAVERA EN PATONES DE ARRIBA

Así, que tras disfrutar de este caminar por sus calles, fotografiar sus casas, escuchar los trinos de los pájaros, y recordar este pueblo cuando habíamos subido en los años 60 y en otras ocasiones… nos fuimos al Pontón de la Oliva, a disfrutar de la transparentes aguas del río Lozoya. 

AGUAS TRANSPARENTES DEL RIO LOZOYA

Esperamos volver otro día, para disfrutar de la gastronomía sin gluten después de haber realizado alguna de sus rutas de senderismo.

MARCA DE SENDERISMO EN PATONES DE ARRIBA


#Escribimoslovivido

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