En principio no teníamos previsto acercarnos a la población madrileña de Alcalá de Henares, a esa histórica y bonita Ciudad Complutense. Pero al final unos cambios de última hora, nos permitieron acercarnos a caminar la tarde del domingo 23 de abril, y así poder disfrutar de esta ciudad que siempre mantiene un encanto especial, y que en estos días se estaba celebrando la XXXVI Feria del libro de Alcalá de Henares 2017 aún más.
Como no habíamos previsto visitarla, desconocíamos el programa de actividades de: “Cuatro días para el final del Centenario”, salvo que habían instalado en la plaza de Los Santos Niños una falla u hoguera con la representación de Miguel de Cervantes, y los personajes de El Quijote. Y eso fue lo primero que fuimos a ver.
Además de la falla, nos llamó la atención un personaje aislado, un ninot, que representa al escritor joven y actual, con su tablet, conectado a internet… y donde se podía leer el texto: “Mientras que el escritor dela actualidad, conviene de la fialdad de la tecnología entre tecleos y pantallas forma su calidad en la que para el literato no hay antología”
Tras visitar la falla ú hogera, nos encaminamos hacia la concurrida calle Mayor, arteria de vida de esta ciudad, y máxime desde que tomaron la decisión de hacerla peatonal. Y la vida caminaba por toda la calle, y bajo los soportales.
Mientras caminábamos por la calle Mayor, vimos a lo lejos unos gigantes, no eran los molinos del Quijote, sino una representación de los personajes de El Quijote, así como del mismísimo Miguel de Cervantes Saavedra. Un pasacalles que hacia las delicias de pequeños y grandes, en un ambiente festivo a la vieja usanza. Una bonita representación en un marco inigualable para ver a estos personajes tan estupendos.
Continuamos nuestro caminar por la Pza. de Cervantes, engalanada con preciosas flores, y como siempre el punto de reunión de sus habitantes, y visitantes. Una plaza llena de historia en cada rincón, en cada edificio, bajo cada soportal, en sus fachadas e interiores, en su Corral de Comedias, en sus torres… y sus cigüeñas.
Y tras recorrer el perímetro de esta plaza, de admirar el quiosco de música, recordar los paseos que de niños y jóvenes dimos por esta plaza. Uno de nosotros en particular, ya que trabajo durante 9 años en esta ciudad, y a la que desde muy pequeño acudía con sus padres. Y dirigimos nuestro caminar hacia la fachada del Colegio de San Ildefonso o Universidad de Alcalá de Henares. Una verdadera joya realizada en piedra caliza y granito, que se comenzó a construir en 1537 de la mano de Rodrigo Gil de Hontañon, y que se tardó 16 años en realizarse. Y que solo por admirar esta joya arquitectónica, ya merece la visita a esta ciudad.
Haciendo fotografías, y caminando, se fue pasando la tarde. De golpe, mientras observábamos el atadecer desde la Pza. de San Diego, escuchamos una música que procedía de la calle Libreros, así que rápidamente encaminamos nuestros pasos por la calle Beatas, y nos encontramos con unas máquinas diabólicas, con el pasacalles: “Los sueños de Don Quijote”, que representaba la Compañía de Teatro de calle Saruga, entre luces, sonido, bengalas y humo a los personajes a Cervantes y a sus personajes. Entre la algarabía, y las miles de fotografías de los que por allí estábamos en esa tarde primaveral.
Y de la misma manera, recordando nuestra niñez cuando caminábamos tras los gigantes y cabezudos, seguimos a este séquito carrozas llamativas, y a la vez diabólicas, por la calle Libreros y Mayor.
Al pasar entre las casas de la Calle Mayor, el sonido, la sensación de movimiento de estas estructuras móviles, se hizo más impresionante, y sobre todo viéndola desde el límite de los soportales de la calle y escuchando lo que decían, alborotados, nerviosos, alegres… los niños que observaban aquellos gigantes personajes.
Y nuestro caminar terminó en donde comenzamos, en la Pza. de los Santos Niños, junto a la falla ú hogera de Miguel de Cervantes. Falla que no nos quedamos a ver quemar, ya que teníamos que volver a Madrid.
Sin pensarlo, sin organizarlo, y como suele ocurrir en muchas ocasiones, disfrutamos de una tarde especial caminando por la bella e histórica ciudad de Alcalá de Henares. Solamente echando en falta, el haber podido disfrutar de alguna de la delicias que nuestra amiga Helena elabora en La Celiacoteca.
Siempre volvemos a esta ciudad, y dentro de poco lo volveremos a hacer. No hace falta buscar un motivo, solo es necesario querer caminar, pasear, obervar, conocer y recordar. Y si lo hacemos acompañados por Vicente Fernandez Fenandez, aún mejor.
#escribimoslovivido
Preciosas fotos y bonito evento, no sabía de su existencia. Gracias por compartir. Un saludo!
ResponderEliminarEs una ciudad que me encantaría visitar, la próxima vez que vaya a Madrid si es posible la visitaré, ya que pasar cerca si he pasado. Gracias por compartir estas fotos.
ResponderEliminarBesos.