Como ya os contamos, estuvimos: Caminando sin gluten por tierras de Dalí: Figueras, Cadaques y Portlligat, con La Tramontana Y ya en esa entrada publicamos alguna foto de esta magestuosa e impresionante casa, de la que no habíamos leido nada, y nuestra primer encuentro fue tras caminar sobre las calles de pizarra de la población de Cadaques próximas a la Iglesia de Santa María de Cadaqués, y bajar hacia las orillas del Mar Mediterráneo, en día de azul espectacular.
Y así, al llegar la orilla del Mediterráneo, en la lejanía, vimos al final de la Playa Grande, una casa blanca con tejado brillante de color anarjanjado que nos llamó la atención, y dirigimos nuestro caminar para observarla de cerca.
La verdad, es que según no íbamos acercando, nos iba gustando más y más cada detalle que íbamos encontrando. Y como si existiera una fuerza de atracción entre esta casa y nosotros, no dejamos de hacerla fotografías según nos acercábamos.
Cuando ya estábamos frente a ella, de espaldas al Mediterráneo, no pudimos dejar de admirar aún más su estructura, su construcción, su diseño, los detalles del tejado con tejas vidriadas anaranjadas, de las rejas, de la puerta, de sus cerámicas… Nos impresionó muy gratamente esta casa que pudimos ver había sido construida en 1910, en un lugar tan especial, muy cerca de la Playa del Poal, y de una forma también distinta, ya que la construcción consta de una especie de caseta o almacén, con terraza solárium, que la convierte en un bello mirador sobre el Mediterráneo, y que conecta con la vivienda principal a través de un bello puente con barandilla forjada. Una vivienda, para disfrutar de su situación privilegiada junto al mar.
Y tras observarla desde la orilla, pasamos bajo su puente, observando la puerta, el forjado floral de sus ventanas, la cerámica de su fachada, sus cerramientos, el tejado, sus vigas, y la forma curvilínea del edificio. También, en la parte posterior observamos su ático y veleta.
Continuamos nuestro caminar junto al mar, pero de vez en cuando, su atracción, nos hacía volvernos y observarla. Y tras el agradable paseo junto al Mediterráneo, volvimos a observarla desde otro ángulo, con otra perspectiva, e intentando imaginar la vida en esta casa a principios del siglo XX, en una población marinera tan preciosa como Cadaques.
Al llegar a nuestra residencia, no pudimos más que buscar información de esta casa, que hasta ese momento era una gran desconocida para nosotros, y encontramos entre otros el libro: Texto y contesto de Cadaques. – Enrique Vivanco Riofrío.
Y así, hemos podido saber, que fue mandada construir por uno de los miembros de una familia muy ligada al mar, que a ya a finales del siglo XVI y principios del XVII, eran copropietarios de la Galera San Juan, que hacía viajes a Alejandría y Trípoli. Pero, fue Octavio Serinyana que había emigrado a Cuba a principios del siglo XX, quien realizó el encargo de su diseño y contrucción al arquitecto Sellés i Baró, quien realizó esta casa, que se la conoció como la “Casa Bonica”. Y es que no es para menos, es una preciosidad de casa.
La estructura exterior de esta casa, su diseño, sus detalles, ya nos llaman la atención, no nos podemos ni imaginar, lo impresionante que tiene que ser su interior, donde según hemos podido leer: “El interior de la casa ha mantenido en todas las plantas prácticamente la estructura, compartimentación y decoración originales. Cabe mencionar los numerosos arrimaderos de azulejos, la carpintería con relieves, el moldeo y pintura de los techos, el variado mosaico (hidráulico) de los suelos, los apliques del alumbrado y algunos muebles. Cabe destacar, también, el tramo interior de la escalera central. La puerta con vidriera de colores y madera tallada, el enrejado de la barandilla y el arrimadero policromo de cerámica. A destacar también la estructura interior del amplio desván que incorporan los dos torreones y donde es visible el complejo envigado que se apoya en parte sobre las arcadas”.
Desconocemos si existe la posibilidad de visitar esta casa tan especial de color mediterráneo. Pero, tiene que ser realmente impresionante, poder visitar su interior, observar cada detalle arquitectónico, asomarse a sus ventanas y divisar el Mediterráneo mientras la brisa balancea los cortinajes y hace chirriar las maderas, como si de una galeón varado en la orilla de este mar azul brillante se tratara, y de frente se tiene esta majestuosa vista de Cadaqués.
#escribimoslovivido.
Qué preciosidad! Cuando viajas y descubres lugares preciosos e historias para recordar se puede decir que son unas buenas vacaciones. Espero que lo disfrutéis mucho y nos contéis muchas cosas mas.
ResponderEliminarUn abrazo ^_^
La verdad Diana, es que en este viaje por Cataluña, disfrutamos mucho descubriendo lugares e historias que recordar y ampliar. Y tenemos mucho por publicar, que iremos haciendolo poco a poco.
EliminarSiempre es un placer viajar, sin horarios y nuestro ritmo.
Abrazos
Es una casa preciosa y no sé si se puede ver el interior, quizás en Información y Turismo os lo habrían explicado.
ResponderEliminarBesos.
Para otro viaje a Cadaques, intentaremos conocer si existe la posibilidad de visitarla por dentro, y que tiene que ser espectacular.
EliminarBesotes
¡Qué maravilla de blanco y azul! Estuve en Figueras, y seguro que en Cadaqués, pero hace tanto tiempo que ni me acuerdo. Precioso reportaje.
ResponderEliminarEl blanco y el azul convinan estupendamente y son los colores mediterráneos. Si no has estado en Cadaqués, tomate nota y han un viaje por esas tierras que son preciosas.
EliminarAbrazos
Pero que preciosidad, es una maravilla, merece la pena hacer un viaje tranquilo y relajado. Muchas gracias. Besicos.
ResponderEliminarNos alegramos de que te guste, y te parezca un maravilla. Y como bien dices, siempre, merece la pena hacer una viaje tranquilo y relajado encontrando lugares distintos. Y en uno de esos viajes, descubrimos hace ya muchos años Lanuza, un lugar único en los Pirinéos Aragoneses, y con estupenda gente.
EliminarBesotes