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miércoles, 20 de mayo de 2015

Caminando sin gluten por tierras de Dalí: Figueras, Cadaques y Portlligat, con La Tramontana

Otra de las rutas que hemos realizado en nuestra estancia en tierras de Girona, ha sido el volver a visitar el Teatro Museo de Dalí, en el que estuvimos por primera vez tras un viaje por los Pirineos en 1981. Pero también el acercarnos a su querida población de Cadaqués, y hasta la que fue su residencia de Salvador Dalí i Domenech desde 1930 hasta 1982 en su casa de Portlligat. Y en este recorrido, intentando conocer aún más de como enmarcaba Dalí sus cuadros, en esos lugares que le inspiraban.


En principio la ruta prevista era algo más larga, visitando el Castillo Gala Dali en Púbol. Pero al final la ruta se acortó, ya que merecía la pena el ocupar el tiempo necesario en cada cosa, y no hacer un recorrido rápido por el museo, Cadaqués y Portlligat, donde nos acompañó un día estupendo con algo de Tramuntana.






Desde Girona a Figueras, se tarda muy poco por la autopista, así que rápidamente estábamos admirando la Torre Galatea y esperando en la fina a las puertas del Teatro Museo de Dalí, en esta población donde nació Dalí en 1904.

























Una vez obtenidas las entradas, pasamos al increíble y fantástico mundo de un artista, que demostró su creatividad, su variedad y como era capaz de llevar a cabo  distintas obras de todo tipo y estilos. Así que lo primero que nos encontramos fue el famoso  “Carro Naval. Cadillac lluvisos”, y la gran cúpula.


Una de las cosas que puede sorprender al visitante, es que en este museo, muy al contrario que en otros, están permitidas las fotografías sin emplear el flash. Lo que nos permite llevarnos un buen recuerdo gráfico de recuerdo.


Bajo la cúpula, vamos viendo como la luz va aportando distintos todos y sombras al gran mural de la entrada.


Y el recorrido por las distintas salas nos sorprende en cada detalle, en cada cuadro, en los frescos de los techos. y en casa una de sus obras.


Una de las obras que siempre nos han sorprendido, es la de “Gala desnuda mirando al mar”, que al verse desde una distancia de unos 18 m podemos ver la imagen del Presidente Lincoln. Y es que en esta doble imagen realizada en 1975.


Como disfrutamos de cada uno de las obras de este gran maestro del surrealismo, y fotografiamos muchas, no acabaríamos esta entrada, así que solo os pondremos otra de sus obras:


Otra de las obras de este gran artista, es esta en la que podemos ver dos imágenes.


Y tras la visita a esta parte del impresionante museo, continuamos disfrutando en la zona de las joyas que este gran artista diseñó.


Cada una de las joyas, es única e impresionantes, como toda la obra de Dalí.


Como este “El ojo del tiempo” entre todos esos grandes diseños.


Y como lo que queríamos era aprovechar el tiempo, aún con la maravillosa sensación de admirar las obras de este magnífico artista, nos despedimos de ese gran museo en todos los aspectos.


Y tomamos nuevamente el coche para recorrer los 42 kilómetros que nos separaban de esa población de negra pizarra, casas blancas, y azul mar: Cadaqués.


Según nos íbamos acercando, y llegando a Roses, lamentamos que en el año 1981 en que estuvimos en esta población, no nos acercáramos a conocer Cadaqués, y así haber disfrutado de cómo era esta población hace 34 años. Pero en esos momentos viajábamos junto a personas que no les interesaba el conocerla. Por eso, hemos querido hacerlo en este viaje, ya que sabíamos que Cadaqués nos iba a gustar, entre otras cosas por estar considerado el “pueblo más bonito de Cataluña”. Y según ascendíamos por la carretera de las montañas del Pení, nuestra impaciencia por caminar por sus calles crecía, y nos íbamos imaginando estas laderas llenas vides antes de su desaparición, y observando esos olivos sobre tierra de pizarra, donde sus frutos si que se tienen que recoger “al vuelo”, empujados por el fuerte viento de Tramontana de la zona.


Y llegamos a Cadaqués, para caminar sobre las pizarras de sus calles, admirando cada fachada blanca, cada rincón, mientras subíamos hacia la Iglesia de Santa María de Cadaques,




Y tras deambular por distintas calles, llegar a orillas del Mediterráneo, para admirar la zona de la Playa Grande, con la mirada de descubrir un cuadro que hemos visto en muchas ocasiones, y por el que estábamos andando.



Enseguida nos llamó la atención en la lejanía una gran casa de tejados anaranjados y brillantes, de fachada blanca y detalles azules, que se asomaba al mar. Así que caminamos junto al Mar Mediterráneo, hasta tenerla más cerca y fotografiarla.


Resulto ser la casa de Octavio Serinyana o Casa Blaua. Un impresionante edificio modernista con ambiente cubano, que ordeno construir este indiano en 1910. Un espléndido edificio y situación frente al mar.


Y continuamos nuestro caminar por el paseo marítimo, observando la población, y sus edificios desde distintos ángulos, luces y colores… mientras el viento mecía las embarcaciones.


Pero también queríamos conocer la casa de Dalí en Portlligat, y por eso aprovechamos a caminar por toda la costa de Cadaques, hasta desviarnos y subir a la ermita de Sant Baldiri.


Tras pasar la ermita de Sant Baldiri, y su cementerio, descendemos y nos encontramos con la finca en la que está la casa Dalí en Portlligat. Una finca llena de olivos, chumberas, y plantas mediterráneas que descienden hasta la orilla del Mediterráneo, donde se encuentra la vivienda.


No entramos a visitar la casa en su interior, ya que por una parte no teníamos mucho tiempo, pero el precio también nos pareció elevado, así que la admiramos por fuera, así como el entorno.


La verdad, es que para los artistas, son necesarias las musas, pero poder trabajar en un lugar como este, con esta luz, con esas vistas, y lo que esto tenía que ser cuando en 1923 Dalí compró una pequeña casa de barraca para convertirla en su casa, seguro que inspiraba en sus amaneceres, en sus atardeceres y en todo momento.


Nos hubiéramos quedado en Portlligat, o en Cadaques, para volver a disfrutarla, a caminar por sus calles de pizarra, y fachadas blancas, y sintiendo la brisa de ese Mar Mediterráneo que la acaricia, y en ocasiones la golpea. Aunque la situación de Portlligat es espectacular, con sus barcas de pesca, y hasta las nubes peinadas por el viento.



Y nos hubiéramos quedado leyendo la historia de Lídia Noguer y Sabá, más conocida como La Lidia de Cadaqués, una pescadera que según cuenta la leyenda fué hija de la última bruja de la población y un pescador. Una mujer con una gran desgracia familiar, y obsesionada por Eugeni d’Ors desde que le conoció en 1904. Y un día Eugeni d'Ors escribió un libro sobre La Lidia, pidiéndole a Dalí que le hiciera las ilustraciones. Pero además, es que Dalí, la conocía desde pequeño, cuando le contaba historias de esta población junto con otros niños. Y años más tarde, cuando la compró su pequeña barraca en Portlligat, para transformarla en la casa donde vivió con Gala. Dalí dijo sobre ella: “La Lidia poseía el cerebro paranoico más magnífico, aparte del mío, que he conocido nunca”. Y seguro que de espíritu libre como las gaviotas.


Y un buen lugar para leer, para pintar, para pensar o escribir, puede Portlligart, pero también, la Casa Blau, o en los días en los que el viento de tramontana azota con fuerta, sobre estas amacas mirando la Mediterráneo en Cadaques.


Esperamos y deseamos volver a caminar por Cadaques, por Portlligat, y disfrutar de toda la belleza que nos ofrece. Mintras tanto, lo recordaremos con esta entrada en el blog, y con la gran cantidad de fotos que realizamos.

#escribimoslovivido

4 comentarios:

  1. Son fotos preciosas de lugares preciosas, de las que quedan retenidas en la retina para siempre.
    Dalí era excéntrico, pero es que era un genio, su obra es digna de ser admirada.
    Besos.

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    1. Nos alegramos de que te gusten la fotografías. Pero es que los lugares y la luz hacen mucho.

      Sí, Dalí era un excéntrico, un adelantado a su tiempo, un loco, pero su obra es impresionante.

      Besotes

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  2. Me has hecho recordar cuando estuve en Cadaqués, seguramente hará 20 años, tengo que volver, estas escapadas me dan envidia, me gusta mucho viajar, pero hay veces que no hay tiempo.
    besos,

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    1. ¡Que suerte tuviste de estar en Cadaqués hace 20 años! Pero, después de tantos años, notarás su transformación, su cambio, pero seguro que te volverá a gustar.

      Nosotros no viajamos tanto como nos gustaría, pero cuando lo podemos hacer lo valoramos mucho y lo disfrutamos.

      Besotes

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