Hace años que queríamos cenar en este restaurante, pero cuando pensábamos ir a pasear por Altea con nuestros hijos, no podíamos reservar. Ahora, que nuestros hijos ya no nos acompañan, conseguimos reservar en septiembre, y disfrutar de una cena – solo ofrece cenas – en este emblemático restaurante que lleva más de 20 años en esta bonita y blanca población blanca frente al Mar Mediterráneo, a la que solemos ir de vez en cuando, y alguna vez hemos tenido la suerte de ver el color de esta población en la “hora azul”.
Si no conocéis el casco viejo de Altea, no os perdáis un paseo por sus calles empedradas, por sus cuestas, por sus miradores, por su plaza bajo las cúpulas azules de la iglesia parroquial de Ntra. Sra. del Consuelo, que corona el montículo de casas blancas del pueblo antiguo.