El pasado sábado, cuando el sol comenzaba a salir, estábamos ya en el bosque, entre pinos. Al llegar el paisaje estaba helado, las gramíneas lucían su traje blanco y la gran cantidad de plantas rastreras, con sus hojas de color verde intenso, ribeteadas con un blanco hielo, el suelo crujía a nuestro paso. Luego el día fue esplendido, soleado, con un aire fresco, limpio, que hacía aún más agradable nuestro caminar.