¡Si!, ¡Si!, habéis leído bien. Aunque os parezca increíble ¡existe!, ¡existe!, y nosotros hemos tenido la suerte de degustar su cocina desde hace ya tres años.
El primer día que llegamos a este establecimiento (ha tres años), íbamos acompañados de unos amigos y pensábamos comer en el restaurante de menú del día, pero pedir carta, para los celíacos (siempre con el mismo engorro), por supuesto pagando el pan, que no probaríamos y que siempre te cobran, aunque para nosotros sea veneno. Pues fuimos gratamente sorprendidos, cuando nos presentamos alrededor de una hora antes del almuerzo y preguntamos si disponían de platos exentos de gluten. Fuimos atendidos por la atenta encargada: