Después de Dubronvnik, nuestro buque surcó el mar Adriático y el Mediterráneo, durante 590 millas, dirección a la isla griega de Santorini, ya en el mar Egéo. Así, que esta navegación sin escalas la realizábamos durante dos noches y un día entero en el buque. Un buen momento, para disfrutar de todas sus estancias, y ahora para mostraros lo que para nosotros ha sido en esta ocasión, nuestro “campamento base flotante” en estos días, en los que muy a nuestro pesar, lo que falló estrepitosamente fue la alimentación libre de gluten.
Fue construido en 1990 en el astillero francés de Chantiers de l'Atlantique, St. Nazaire. Remodelándose en los años 2004 y 2008. Con un tonelaje de 48.563. Consiguiendo una velocidad máxima de crucero de 19 – 22 nudos. Siendo sus medidas de 210 m de eslora y 30 de manga. Y un tonelaje de 48.563. Tiene 11 cubiertas. Y en septiembre de 2009, navegaba bajo bandera de Chipre.
Posee una capacidad máxima de 2020 pasajeros y 685 tripulantes. Con 329 camarotes interiores, 413 exteriores, 7 con balcón y 60 suite con balcón. Los camarotes tienen: Servicio 24 h, secador de pelo, aire acondicionado, caja fuerte, teléfono y televisión.
Los turnos de cena son a las 20 h y 22 h, teniendo siempre una mesa asignada en la cena.
Entres las instalaciones tiene gimnasio, pista de jogging, rocódromo, piscina y jacuzzi.
El día de navegación, es el día perfecto para descansar un poco más en el camarote, aunque la verdad es que después de la fiesta tropical de la noche anterior, cuando caímos en la cama ya eran casi las 02:30 h. Y hemos de tener en cuenta que para desayunar la hora máxima son las 11 h, aunque si queríamos tomar algo (misión casi imposible para los celíacos) del buffet Panorama en la piscina, se puede ampliar hasta las 12:00 h. En la siguiente fotografía se aprecia un detalle del buffet Panorama (cubierta 10).
Cuando tomamos el barco en Venecia, entramos por la cubierta 2, y la persona que nos acompañó hasta nuestro camarote, tuvo la gentileza de subirnos por los ascensores que se encontraban a la izquierda, por lo que tuvimos la suerte de ver por primera vez según ascendíamos hasta la cubierta 9, el famoso hall del Empress.
Este hall o zona de comunicaciones, asciende desde la cubierta 5, hasta la 10, teniendo luz natural que recibe desde un lucernario existente en la planta 11 y también por los laterales en cada planta. La verdad es que es espectacular.
A todo el mundo, este día de navegación sin escalas, se nos ocurre lo mismo, que es aprovechar para darnos un chapuzón en la piscina, pero eso es casi “misión Imposible”, ya que los tres jacuzzi, se encuentran ocupados por una gran número de niños, así como por personas de todas las edades la piscina, encontrándose más vacía la piscina infantil. Es más, si no fuera porque sabemos que estamos sobre la cubierta de un gran buque, esto nos recordaba a un baño en la piscina “Parque Sindical de Madrid” en los años 60. El resto de los días, es difícil poder coger tumbona y algo más fácil bañarse, a no ser que uno pase a primera hora de la mañana, como hicimos para tomar estas imágenes:
Zona de piscinas en la cubierta 10:
Solariún en cubierta 11:
Así que lo normal en este día es visitar todas las estancias, y cada uno decide qué actividad de las muchas programadas, y entre ellas muchas acompañadas por el estupendo “Equipo de animación”. Nosotros decidimos entre otras asistir a las 12:00 a la “Demostración de Gastronomía Internacional”.
Después de esta demostración, salimos a dar una vuelta por la cubierta 6, algo que solíamos hacer todos los días a distintas horas, ya que caminando por ella, se puede realizar una vuelta completa a todo el buque, y normalmente sin encontrarse con muchas personas en el recorrido, que prefieren las cubiertas 10 y 11, para estar.
Luego, y como hacíamos todos los días, fuimos a comer (lo que pudieramos sin gluten) al restaurante Miramar, que es donde hacíamos siempre que era posible todas las comidas del día. Este restaurante, ocupa la popa de las cubiertas 4 y 5 y la verdad es que es un espacio espectacular, donde hemos conocido a distintas personas en los desayunos y almuerzos, ya que cada día los acompañantes de mesa eran distintos, y al hablar de celiaquía “gluten free”, siempre se entablaba una conversación sobre el tema, que servía a todos los comensales para abrir el coloquio sobre este y otros temas variopintos, algo que “rompía el hielo” y hacía más agradable la estancia en la mesa, así como su constatación de la falta de sensibilidad ante los celíacos en este buque.
Las mesas situadas en popa, babor y estribor, tenía magníficas vistas sobre el mar que nos rodeaba, o la tierra firme donde realizábamos la escala.
Después de la comida, solíamos tomarnos un buen café, o un coctel, en el “Piano Bar Embarcadero”, donde siempre había música en directo, para acompañar este tiempo de relax, o en el Salón Rendez Vous.
Y en ese día de navegación, también viene bien el echarse una siestecita y descansar un poco en el camarote, para continuar la tarde y sobre toda la noche, máxime cuando es el conocido “Cocktail del Capitán” a las 19:00 h. Y según la tradición hay que vestirse de gala para este acontecimiento. Algo, que realmente no acabábamos de comprender, y que después de la experiencia de esa “Noche de gala” comprendimos aún menos. Ya que de lo que se trata principalmente es, de esperar una larga fila, para posar junto al capitán en una fotografía que luego te venderán. Posteriormente, el Director de Entretenimiento, nos va presentando uno a uno a los responsables principales de la tripulación, y nos sirven un coctel, con uno frutos secos (sin saber si contienen gluten o no).
A las 20:00 h, que es la hora de cena del primer turno, volvemos al restaurante Miramar, para compartir la mesa con nuestros magníficos acompañantes de todas las noches y con los que hicimos una amistad que espero perdure en el tiempo, y comentar lo “guapos que estamos”, además de ver como los simpáticos camareros y camareras, además de saber servir, saben cantar y bailar.
Para ir cerrando la noche, y como ha sido habitual desde el primer día, pasamos al Salón Broadway, a disfrutar del espectáculo, que cambia cada noche y todo hay que decirlo se superan día a día.
Tras el espectáculo en el Salón Broadway, algunos deciden ir a la Discoteca que se encuentra en popa, cubierta 10, y donde se respira un aire festivo por la noche, mientras que por el día, es un salón tranquilo, luminoso y por donde pasan las personas que desean hacer ejercicio en el gimnasio que se encuentra en la zona superior.
Ahora, solo nos quedaba pensar en el día siguiente, ya que llegaríamos a la esperada isla de Santorini, un lugar que deseábamos conocer, ya que habíamos leído bastante sobre la isla, y la explosión de su caldera volcánica.
PUBLICADO ANTERIORMENTE DEL CRUCERO RONDÓ VENECIANO 2009:
Desde los canales de Venecia, a la Acrópilis de Atenas.
Venecia de Noche.
Venecia de día.
Salida del puerto de Venecia por el canal Giudecca.
Caminando por Dubrovnik.
#escribimoslovivido
Hoy queríamos publicar otro post distinto, pero blogger no nos ha permitido escribir nada, simplemente no funcionaba.
ResponderEliminarAsí, que nos hemos decidido en publicar este que ya estaba escrito.
Habíamos dudado en publicar esto sobre el barco en el que no nos trataron nada bien en el tema de la alimentación sin gluten, pero hay que reconocer que es un buen barco y que además habia muchos tripulantes estupendos, que no eran los responsables de cocina.
Sabemos que esto le puede venir bien a quien esté pensando en hacer un crucero, así que por eso nos hemos decidido en publicarlo.
Besotes,
Ana y Víctor.
Da un poquito de vértigo esto ¿no? Todo tan alto, moviéndose ... puff, no sé, no sé, a mí el barco me marea.
ResponderEliminarA mí me gusta que contéis estas cosas también. Ya sabéis.
¡Hola Nuria!
ResponderEliminarEste post ha pasado rápido, si demasiado rápido, como si en lugar de tratarse de un gran buque que surca los mares, se tratara de un pequeño fuera borda.
Pero por lo menos hemos tenido tu visita en este tiempo. Y no, no da vertigo, es un manera distinta de viajar. Una manera de que sea el "hotel" el que te lleva de un lugar a otro. Y salvo un día, el resto ni se movía.
Gracias por decirnos que a ti te gusta que te contemos estas cosas también.
Besotes,
Ana y Víctor.